La Cumbre de Río +20 se ha cerrado con un acuerdo que no supone ningún avance para el desarrollo sostenible, ni la lucha contra la pobreza. El resultado es más bien un gran fracaso, puesto que la falta de compromisos y la inacción tendrán elevados costes sociales y ambientales a medio plazo.

Una vez más una cumbre del clima se ha cerrado con un pacto débil y sin un acuerdo vinculante, lo que supone un atraso de al menos una década.

La erosión del suelo incrementa la pobreza en el mundo y provoca pérdidas de más de 30.000 millones de euros anuales, aunque bastaría con una tercera parte de este dinero para luchar contra sus efectos.

A pesar de la evidencia de que las migraciones por razones ambientales se convertirán en uno de los principales problemas políticos de este siglo, apenas hay respuestas políticas coordinadas para abordar este complejo fenómeno. ¿Cómo se integra este problema en las negociaciones de Cancún?